Tecleando cuentos...

miércoles, 18 de febrero de 2009

¡ Mi mundo cambió !.

Con la serenidad de aquél que no necesita nada, mis horas transcurrían con una plácida calma pocas veces interrumpida por algún que otro movimiento en mi cuerpo que hacía aumentar mi comodidad.
No tenía ninguna duda, ¡era feliz!, y poco importaba aquella penumbra que mis ojos percibían de tanto en tanto, o que mi mundo se limitara a lo que me rodeaba, ¿para qué querer conocer lo desconocido si quizás no me daría las sensaciones que podía disfrutar ahora?.
Así, entre dormitar y despertarme corría el tiempo, y aunque parecía que este bienestar sería eterno, algo que no podía precisar rompía esa dulce monotonía y comenzaba a hacerme sentir una extraña sensación. Poco tardé en darme cuenta que mi mundo estaba cambiando.
Los movimientos que antes me acomodaban, se producían más seguidos y ya comenzaban a molestarme, produciendo un estremecimiento en todo mi ser.
Sin saber como detener el caos que afectaba mi mundo perfecto, solo me quedaba esperar a que todo pasara, respirando aliviado al retornar a mí la calma.
Pero mis temores no eran infundados, aquel día los movimientos eran más fuertes que de costumbre, y más seguidos que otras veces, hasta que sentí que algo se había roto, y por allí se escapaba mi felicidad.
Traté de ir tras ella, pero algo me retenía en el mismo lugar, y las paredes de mi mundo comenzaban a apretarme más y más, ¡sentía miedo!, después un fuerte empujón me arrojó no sé hacia donde...
Una luz brillante me impedía abrir los ojos, y una sensación de ahogo hacía que mis pulmones parecieran estallar, entonces un fuerte chasquido me hizo toser, y grité...
Ahora ya todo era inevitable...¡había nacido!.

2 comentarios:

  1. woooow, que bellooooooooooooooo...

    Me dejaste literalmente con la boca abierta, atrapaste todos mis sentidos...

    Maravilloso.

    ResponderEliminar
  2. Es un cuento, más bien un relato, muy bien narrado, muy bien escrito, en el que describes perfectamente el placentero estar en el vientre materno, y el inicio de las penalidades de la vida, justo en el momento de nacer.

    Por casualidad, he visto este blog y me ha sorprendido que siendo tan buenos tus cuentos, no han sido comentados. Prometo comentar alguno más.

    Un saludo.

    ResponderEliminar